“No digáis, que agotado su tesoro, de asuntos faltos enmudeció la lira. Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”. Gustavo Adolfo Bécquer
Con el permiso de la autoridad componente quiero dedicar un chiste-cuento con moraleja a mis compañeros pilotos, que estamos un poco húmedos, lo digo por el agua que nadie piense mal.
Especialmente a Sir Laurence de la sierra de San Miguel, avecindado en la calle Italia; a su lugarteniente Sir Alfonso de Tamborrío vecino de Don Benito, que cada vez se le nota menos que es de Vva de la Serena; al crack mediato de los espacios cibernéticos conocido como Mané; a los señores Pedrosa que no son primos que son hermanos y por los cuales guardo la misma devoción que por la virgen de las Cruces; a mi primo César, éste sí es primo mi primo-hermano; a Pablo, principal impulsor de la creación de este espacio virtual, y su amigo Juan; a Antonio Varela y a su cuñado al que no tengo el gusto de conocer personalmente pero tengo magníficas referencias; al dúo Deauville, los inigualables José y Emilo. Bueno también se lo quiero dedicar a mi amigo Eduardo, empresario innovador y asiduo lector del blog. Espero no olvidarme de nadie, sí es así desde este mismo momento pido disculpas y que sepa que es más por la pérdida de memoria que por otra cosa.
El chiste:
Dos sicarios llegan a una finca y entran en una pocilga, arrastrando a un tipo. Dentro se encuentra un negro de 1,90 m y 120 kg limpiándose las uñas con un cuchillo enorme.
- Negro, el jefe pidió que le des por el culo a éste para que aprenda a no hacerse el macho con nuestra banda.
- Dejadlo ahí en un rincón que más tarde me encargo de él. -respondió el negro.
Cuando los dos sicarios se marchan, el tipo dice:
- Por favor, señor Negro, no me haga eso, después de que me haya dado por culo mi vida será una ruina, estará acabada, tenga piedad, por el amor de Dios!
- ¡Cállate la boca y quédate quietito ahí!- le increpó el negro.
Al rato vuelven los sicarios con otro pobre hombre.
- Negro, el jefe pidió que a éste le cortes las dos manos y le perfores los ojos, para que aprenda a no tocar el dinero de la venta de drogas.
- Dejadlo ahí que dentro de un rato me encargo.
Una hora después traen otro pobrecito.
- Negro, a éste le cortas la verga y la lengua para que nunca más se meta con las mujeres del patrón.
- Está bien, dejadlo ahí en el rincón con los otros.
Finalmente, traen a otro.
- Negro, a este lo cortas en pedacitos y le mandas cada pedacito para su familia.
En ese momento, el primer tipo le dice al negro en voz bien baja:
- Señor Negro, por favor no se vaya a confundir, recuerde que ¡¡Yo soy el del culo!!
Moraleja: A medida que conoces los problemas de los demás, te das cuenta que el tuyo no es tan grave!!. Nosotros no podemos salir con la moto, pero pensad que hay otros que tienen que ir en coche, quads o incluso en bicicleta.
En cuanto a la reunión para organizar el viaje que dice Sir Alfonso podría ser una de estas tardes de agua.
jagutier