

Cuatro intrépidos y valientes “Pilotos del Infierno” acometieron la ruta más larga de las hasta ahora realizadas.
Dirigidos en todo momento por nuestro anfitrión D. Antonio, pusimos rumbo a Córdoba, nombre que proviene de una modificación del nombre romano Corduba, éste es a su vez una contratación del nombre cartaginés Kart-Luba, que le fue dado por éstos cuando en el año 230 antes de Cristo, remontaron el río Betis (el actual Guadalquivir), y dado por el general cartaginés Amílcar Barca, quien quiso honrar a un general númida llamado Juba que combatió y murió en una batalla en la región.
Es una ciudad seductora, de ahí el empeño desde hace tiempo en hacer esta ruta, llena de toda clase de atractivos monumentales, de ahí su fama - llegamos miopes de ver tanta belleza, y por la dificultad de mirar a través del casco monumentos en movimiento-. La ciudad fue conquistada por los romanos en el año 152 a. de C. Y constituyó una ciudad importante, en la que nacieron filósofos como Séneca, y siglos después procedentes de Cabra se asentó la familia Varela, hoy regida por su encantadora madre –podemos dar fe de ello-. En el año 711 fue ocupada por los árabes y poco después se convirtió en la capital de Al-Andalus. Durante la época del Califato llegó a ser la ciudad más importante de occidente, llegando a tener 200.000 habitantes. El rey cristiano Fernando III, el Santo, la reconquistó en el año 1.236 con lo que fue perdiendo poco a poco su esplendor, hasta el domingo 3 de Mayo de 2009, fecha en la que cuatro “Pilotos del Infierno” durante unas horas lograron que Córdoba recupera el esplendor de antaño.
Tras la llegada, y estacionar nuestras cabalgaduras en las cercanía de la casa de nuestro anfitrión, no sin temor a desaprensivos bandoleros, iniciamos nuestra visita por el Barrio de la Judería. Allí pudímos disfrutar del encanto de sus calles, sus casas, sus floridos patios, y todo tipo de monumentos difíciles de expresar en una crónica histórica como esta……..
Y por fin, la mezquita, construida a partir del siglo VIII sobre la basílica de San Vicente, visigoda, fue objeto de ampliaciones durante el Califato de Córdoba, y tras la conquista cristiana en 1236 fue convertida en catedral, y si estamos unos días más convertida en el “Farolillo Rojo” en recuerdo y añoranza de la adolescencia de algún piloto.
Después de degustar una tortilla de patatas de grandes dimensiones y en su punto en el Bar Santos, nos dirigimos a Casa Pepe de la Judería, éste en principio pensó que queríamos una sesión de sauna en su terraza, de hecho empezamos a despojarnos de nuestras vestiduras, pero aclarado el incidente, pudimos degustar en su local, de los típicos platos de la cocina Cordobesa -berenjenas con miel de caña, rabo de toro, flamenquines etc-, todo ello acompañado de unas cervezas y una agradable conversación, tan amena que incluso Alfonso aguantó estoicamente sin fumar.
Un paseo por el centro de Cordoba para bajar la comida y recrearnos con las vistosas Cruces de Mayo, una parada militar para presenciar un desfile a cargo de los mozos legionarios y regulares Alfonso y Lorenzo, no llevó nuevamente a la casa de nuestro anfitrión, punto de partida, donde pudimos saludar a su familia y él cumplir con el día de la madre. Tambié pudimos comprobar con nuestro ojos que, en una época remota, años ha, nuestro anfritión tuvo pelo, incluso frequillo.
Ya adelantada la tarde,recuperamos nuestras cabalgaduras sanas y salvas, y nos dirigimos hasta el Parador de Córdoba, donde en unos vasos mega limpios, tomamos una refrescante Coca-Cola. Decir que el otro Lorenzo durane todo el día apretó de coj……..-al ser una crónica histórica no puedo poner palabras mal sonantes-
El Parador situado en un alto, tiene unas vistas increíbles de Córdoba, y se está de put……..-igual que lo dicho anteriormente no puedo decir palabrotas-
El regreso a Don Benito lo hicimos por la sierra de Córdoba hasta Cerro Muriano, por una carretera revirada y con un paisaje que no se olvidará fácilmente, y espero revivirlo pronto.
Ya e Don Benito, y por prescripción facultativa tuvimos que hidratarnos , y en el Grambrinus ,antes de regresar a casa, tomamos una cerveza fresquita que estaba de put......- no caeré-.¡Que coño nó! que estaba de "puta madre" y nos tomamos dos.
Córdoba no te olvidamos, pronto volveremos a
reconquistarte, y gracias por todo Anfitrión.